jueves, 19 de septiembre de 2013

El caso del ladrón de niños


Basado en Peter Pan, de J.M Barrie y en los comics del mismo título de Loisel
 

-1906, Londres. Comisaría de Scotland Yard. Interrogatorio al sospechoso.-


Inspector B. Morrison: Siéntese.

Sospechoso: ¡Tú no me das órdenes, adulto!

Detective C. Parker: ¡El inspector te ha dicho que te sientes!

Inspector B. Morrison: Se te vio anoche en la casa de los Lane a eso de las doce de la noche. Estabas entrando por la ventana del piso superior, al dormitorio de su hija, según sabemos. ¿Qué pretendías?

Sospechoso: No tengo porque decir nada.

Detective C. Parker: ¡Confiesa de una vez! Eres el ladrón de niños, el que se llevó a los hijos de los Darling hace cuatro años y pretendías volver a actuar llevándote a la hija de los Lane.

Sospechoso:

Inspector B. Morrison: Según han declarado la hija mayor de los Darling, te los llevaste a un lugar llamado Nunca Jamás ¿Dónde está ese sitio?

Sospechoso: A usted no le voy a decir nada. Uno no se puede fiar de los adultos, sois crueles y mentirosos.

Detective C. Parker: Y tú eres un psicópata, niño. Y a los psicópatas no les esperan cosas agradables.

Inspector B. Morrison: Peter… ¿Te llamas así? Peter. Mira, sé lo de tu madre. Sé lo que te hacía, pero nosotros no queremos que te pase nada. Solo necesitamos respuestas. Han desaparecido muchos niños y creo que tú tienes algo que ver… o tenía, porque todos vuelven a aparecer.

Sospechoso: Yo no los robo. Solo…

Inspector B. Morrison: Solo ¿Qué?

Sospechoso: Solo me llevaba a los niños que caían de sus cochecitos y sus niñeras no se daban cuenta. Los llevaba a un lugar que me mostró Campanilla.

Detective C. Parker: ¿Campanilla?

Sospechoso: Sí, es un hada. Es casi del tamaño de un pulgar y tiene mucho genio… ella me mostró el camino a Nunca Jamás.

Detective C. Parker: ¿Nos tomas el pelo?

Sospechoso: No, lo prometo.

Inspector B. Morrison: ¿Y dónde está tu hada?

Sospechoso: No lo sé. Huyó antes de que me trajeran aquí. Ella… me enseñó a volar.

Detective C. Parker: Así que el señorito ladrón puede volar.

Sospechoso: ¡Es cierto!

Inspector B. Morrison: Eso, aunque difícil de creer, explicaría como llegabas al dormitorio de los hijos de los Darling y al de la hija de los Lane… Pero, ¿Por qué los Darling?

Sospechoso: Me agradaban. Sobretodo Wendy. Sabía contar cuentos y me cosió mi sombra…

Detective C. Parker: ¿Sombras? ¿Cosió tu sombra?

Sospechoso: Sí, la cosió.

Inspector B. Morrison: El caso es que los Darling regresaron a su casa después de estar en Nunca Jamás… Además del resto de niños desaparecidos.

Sospechoso: Niños perdidos.

Inspector B. Morrison: ¿Perdón?

Sospechoso: Se llaman niños perdidos, no desaparecidos.

Inspector B. Morrison: De acuerdo. Entonces, si devolviste a los niños que te llevaste, ¿Por qué la hija de los Lane?

Sospechoso: Fácil. Necesitaba una mamá.

Inspector B. Morrison: Me temo, Peter, que necesitas ayuda. Tal vez un orfanato y un psiquiatra amigo mío te puedan ser de ayuda.

Sospechoso: ¡No! ¡Me escaparé! ¡Campanilla vendrá a buscarme! ¡Sé que desean hacerme! ¡Quieren que crezca! ¡Todos lo quieren, pero yo nunca voy a crecer!

Detective B. Morrison: En un buen correccional, te aseguro que sí.

Sospechoso: ¡No pueden impedírmelo! ¡Soy Peter Pan! ¡Yo maté al Capitán Garfio y volveré a volar!

Inspector B. Morrison: Guardias, llévense al muchacho a una celda hasta que el orfanato venga a por él.
 

Orfanato del sur de Londres. Medianoche.
  
Inspector B. Morrison: Señor Fisher, soy el inspector Basil Morrison, de Scortalnd Yard. Y él es el detective Charles Parker. ¿Por qué nos llamó?

W. Fisher: Es el chico que trajeron hace seis días. Se esfumó.

Detective C. Parker: ¿Cómo que se esfumó?

W. Fisher: Pues eso, que ya no está. Hace unas horas que desapareció.

Inspector B. Morrison: ¿Y nadie vio nada?

W. Fisher: Algunos chicos dicen que una luz extraña llegó a la habitación donde dormían. El chico, ese Peter, se pasaba las horas mirando por la ventana y apenas comía ¿Saben? Pero el caso es que esa luz entró en el cuarto y se oían tintineos.

Detective C. Parker: Tintineos…

W. Fisher: Sí.

Detective C. Parker: Como si se tratase de una campanilla o algo así ¿No?

W. Fisher: Sí, supongo yo.    

Inspector B. Morrison: ¿Y después?

W. Fisher: El chico habló con esa luz y, según los chavales, el chico comenzó a levitar y salió volando por la ventana, cacareando.

Inspector B. Morrison: ¿Volando?

W. Fisher: Sí, ni yo me lo puedo creer.

Detective C. Parker: ¡Diantres! ¡Así que era verdad! Inspector, el chico…

Inspector B. Morrison: Lo sé, Charles.

W. Fisher: ¿Sabían que volaba?

Inspector B. Morrison: No hasta hoy, señor Fisher.

Detective C. Parker: ¿Damos una orden de busca y captura?

Inspector B. Morrison: Sería inútil. Peter ya estará en ese sitio… ¿Nunca Jamás?

Detective C. Parker: Sí, creo que así se llamaba el lugar que nos contó el chico.

W. Fisher: Pero es que, ahí no termina el asunto, inspector Morrison.

Inspector B. Morrison: No me lo diga, se llevó a varios chicos del orfanato con él.

W. Fisher: Sí, exactamente cuatro, que eran los que se creían sus alucinaciones.

Detective C. Parker: Lo está volviendo a hacer.

Inspector B. Morrison: Sí. Ese pequeño truhán ha sido más listo que nosotros.

Detective C. Parker: Le volveremos a atrapar.

Inspector B. Morrison: No estoy tan seguro de ello. Puede que tardemos otros cuatro años, como mínimo. Le aconsejo, señor Fisher, que ponga barrotes en las ventanas. Si volvemos a detener a ese muchacho, no quiero que se esfume como esta noche.

W. Fisher: ¿Y ya está? ¿No van a hacer nada?

Inspector B. Morrison: Sí, claro. Esperaremos que vuelva a las andadas y  veremos que hacer, pero algo me dice que Peter tiene todo el tiempo del mundo a su favor. Buenas noches, señor Fisher.

-1922, Londres. Comisaría de Scotland Yard.-  


Basil Morrison miraba su lugar de trabajo desde hacía más de treinta años con nostalgia.

-Inspector Morrison.-Le llamó el hombre que iba a ocupar su lugar en pocos días, el subinspector Leonard Gibson.
-Ah, buenos días, Leonard.-Sonrió Basil.- ¿Qué desea?
-Pues… vera… me ha dejado un informe muy raro en mi mesa sobre ese caso que nunca resolvió.
-¿Y?
-Que no es posible.

Basil Morrison miró a Leonard con parsimonia.

-Le aseguro que es verdad lo que ahí se cuenta. El detective Parker y yo lo vimos con nuestros propios ojos. Lastima que Chales ya no pueda corroborar mi historia.
-Pero… ¿Un chico que vuela?
-No solo eso, Leonard.
-Ya, ya, se lleva a otros niños con él y eso es monstruoso.
-Nunca le conté esto a nadie pero… Peter Pan no es lo que se cree de él. Cuatro años después de escaparse del orfanato, le volví a ver.
-¿En serio?

Fue en 1910. Volvía a casa tras capturar a un tipo que robaba cuadros en casas de gente con dinero. Eran las doce, más o menos. Mi mujer, Rose, me esperaba levantada. Emma, nuestra criada, ya estaba durmiendo y Rose se ofreció a calentarme la cena y darme conversación. Cuando nos disponíamos a dormir, oí un ruido en la habitación de mi hija Sophie. En esa época debía tener ocho o nueve años. Entré con mi viejo revolver en la mano al volver a oír un nuevo ruido.

Al entrar, allí estaba, parado frente la cama de mi hija. No había cambiado ni un poco.

Le apunté con el revolver. Mi mujer estaba nerviosa ante aquella escena. Permanecía a mi espalda, quieta como una estatua, pero presentía su nerviosismo.

Peter me miró empuñando su daga. Sophie aun dormía, inconsciente de lo que pasaba allí.

-Suelta la daga, Peter.- Le ordené.
-¿Nos conocemos?- Preguntaba extrañado. De veras no me reconoció. No recordaba nada de lo sucedido la última vez que le detuve.
-Suelta la daga.-Le repetí.
-Yo… no quiero hacerla daño.-Me dijo observando a Sophie.
-Lo sé.
-Solo es que… los niños Perdidos y yo necesitamos una mamá.
-Voy a bajar el arma, Peter.-Le avisé.-La voy a soltar y tú vas a soltar tu daga ¿De acuerdo, Peter?

Asintió y yo hice lo prometido, al igual que él puso su daga en su lugar.   

-¿Es su hija?-Me preguntó.
-Sí, Peter, es mi hija.
-Es muy bonita.
-Gracias.
-Necesito una mamá. Los niños Perdidos y yo no sabemos cuentos.
-Sophie no es muy de cuentos, Peter.
-Sophie… ¿Y conocen a alguna mamá que sepa cuentos?
-No, Peter.
-Lastima. Buscaré a otra.
-No puedo dejarte.
-¿Y va a tomar su arma otra vez y me va a matar?
-No. Solo quiero que te vayas y no vuelvas por aquí.
-Usted no me entiende. Ningún adulto lo hace.
-Necesitas una mamá. Eso lo puedo entender, pero no así…
-Y quiere que me quede en un lugar donde crecer ¿No?
-Yo solo quiero que dejes de llevarte gente volando a Nunca Jamás, pero sé que no puedo detenerte mucho tiempo. Nadie podrá.

Entonces me miró con cierta vehemencia infantil y se elevó. Delante de mis ojos y los de mi mujer, se elevó dirigiéndose a la ventana.

-No volveré a su casa, pero seguiré haciendo lo que me plazca. Soy Peter Pan y usted solo un adulto.
-Pues si es así, espero que no te topes con otra persona menos benévola que yo, Peter Pan.
-No se apure. Vencí a Garfio y luché con los indios.- Sonrió y se marchó volando tan rápido como le era posible.

Abracé a mi esposa y cerré bien la ventana del dormitorio de Sophie. Nunca más le volví a ver.

-Inspector…
-Lo sé, es increíble, pero es cierto, Leonard. Así que si oyes un caso similar al que te dije, hazme un favor: No le mates, solo es un chico perdido. Y ahora, si no te importa, tengo que recoger mis cosas y regresar a casa, con mi esposa. Hoy mi hija me va a presentar a su pretendiente y ardo en deseos de conocerle.

Basil Morrison, anteriormente inspector de Scotland Yard, se sentía satisfecho con su labor, incluso en los fracasos más extraños que nunca se conocieron, que si uno lo piensa bien, no son del todo para preocupar a un hombre bueno.  

Monumento a Peter Pan en el Parque de Kensington, cercano a la puerta de Lancaster Gate, en Londres
 *El inspector Basil Morrison y el Detective Charles Parker son creación de Gonzalo Álvarez-Alija García.

2 comentarios:

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    1. Gracias por tu comentario. Espero que disfrutes de otros relatos que encontrarás por aquí.

      Un saludo!

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