jueves, 31 de octubre de 2013

El caso de la muerte del señor Gray



 Basado en El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde *

-1891, Londres. Comisaría de Scotland Yard. Interrogatorio al señor Lord Henry Wotton.-

Inspector B. Morrison: Lord Henry, soy el inspector Basil Morrison. ¿Está usted bien?

Lord H. Wotton: No lo sé…

Inspector B. Morrison: Es duro todo esto ¿No es así?

Lord H. Wotton: Sí.

Inspector B. Morrison: Tengo que hacerle un par de preguntas. Es importante para este caso.

Lord H. Wotton: Adelante, inspector.

Inspector B. Morrison: Usted conocía al señor Gray, ¿No es así?

Lord H. Wotton: Sí. Desde hace muchos años.


Inspector B. Morrison: A través de ese pintor… ¿Basil  Hallward?

Lord H. Wotton: Sí. Le pintaba un retrato a Dorian cuando le vi por primera vez.

Inspector B. Morrison: El retrato del señor Gray. Sí, lo encontramos en la escena del crimen, rasgado, junto al cadáver del señor Gray. Porque sabe que el cadáver era el del señor Gray ¿No?


Lord H. Wotton: Sí… vi su anillo en la mano. Era el anillo de Dorian.

Inspector B. Morrison: Pero… ¿Quién pudo matar al señor Gray y dejarle así?

Lord H. Wotton: No lo sé. Parecía un monstruo arrugado cuando le vimos… fue horrible.

Inspector B. Morrison: Hábleme de Basil Hallward.

Lord H. Wotton: Era un buen amigo mío… y de Dorian.

Inspector B. Morrison: Sospechamos que Dorian Gray estaba involucrado en la desaparición de Basil Hallward.

Lord H. Wotton: Eso no es posible, inspector. Dorian no haría algo así a un amigo

Inspector B. Morrison: Nunca se creería lo que la gente es capaz de hacer, lord Henry. Se dice que el señor Gray indujo al suicidio a una actriz, Sybil Vane. ¿La conoció?

Lord H. Wotton: Sí, Dorian me llevó hace unos años a verla actuar. Él y Sybil discutieron, por lo que supe. Dorian la amaba ¿Sabe?

Inspector B. Morrison: Hay amores que pueden matar, Lord Henry. ¿Le suena el nombre de James Vane?

Lord H. Wotton: De pasada. Era el hermano de la señorita Vane. Dorian me habló de él, que le estaba siguiendo y le acusaba de haber matado a Sybil. Dorian estaba muy alterado. Incluso me habló de enmendarse, de cambiar de vida tras la muerte de James.

Inspector B. Morrison: Murió en una cacería, victima de un disparo, lo sé. ¿Qué más le dijo el señor Gray?

Lord H. Wotton: Me dijo que iba a cambiar de vida, que iba a renunciar al amor de Hetty Merton. Yo, lógicamente, no me lo creí.

Inspector B. Morrison: ¿Por qué? ¿No cree en la redención?

Lord H. Wotton: No es eso exactamente, pero, Dorian era un perro viejo, aunque no lo pareciera por su apariencia. Le conocía y sabía que era un hombre frío, distante…

Inspector B. Morrison: Como muchos hombres de clase alta. Sin ir más lejos, usted es conocido por ser un hombre mordaz y frívolo. Creo que no le sorprenderá que se lo diga.

Lord H. Wotton: No, para nada, inspector. Se podría decir que Dorian Gray me tomó como modelo a seguir.


Inspector B. Morrison: ¿Qué pasó después?


Lord H. Wotton: Me fui y Dorian apareció muerto. No sé más.

Inspector B. Morrison: No tengo nada más que preguntarle, Lord Henry.

Lord H. Wotton: Inspector, ¿Podría… llevarme el retrato de Dorian? Es que, para mí, tiene un significado muy especial.

Inspector B. Morrison: Lo lamento, es una prueba para este caso. Entiéndalo.

Lord H. Wotton: Lo comprendo. Gracias de todos modos. Manténgame informado si encuentran algo.

Inspector B. Morrison: Lo haré.    



Dorian Gray y su retrato


  *El inspector Basil Morrison y el Detective Charles Parker son creación de Gonzalo Álvarez-Alija García.

lunes, 28 de octubre de 2013

Cuéntamelo otra vez



 
Te lo volveré a contar y después a dormir.

Esta es la historia de Greg Mandrake. Greg era un niño especial, pues cuando se disgustaba, se convertía en un pato. En serio. Es verdad. Se convertía en un pato.

Un día Greg le dijo a su padre:

-Papá, quiero que me compres un cohete.
-Pero, Greg, no es posible lo que me pides.-Respondió su padre.

Y Greg, disgustado, se convirtió en pato, algo que el señor Mandrake detestaba, pues uno no cría un niño para que se transforme en un pato.

-Muy bien, muy bien.- Accedió el padre de Greg.- ¡Tendrás tu cohete!

Al día siguiente, el padre de Greg llegó de trabajar y, mientras se quitaba su sombrero y lo colgaba en un pechero, su hijo corrió a su encuentro.

-¡Papá! ¡Papá! ¿Me has traído mi cohete?
-¡Aquí lo tienes!-Indicó el señor Mandrake, acompañando a su hijo a la entrada de la casa. Greg gritaba de alegría.

El niño montó en el cohete, que ascendió y ascendió como una centella. Al llegar al cielo estrellado, el cohete de Greg descendió y chocó sin remedio y de un modo aparatoso en el jardín de los Mandrake, pero, como Greg era un niño muy resistente, no se hizo nada más que unos rasguños y un par de chichones.

Molesto, que no disgustado, Greg entró en la casa y se acercó a su padre, quien leía el periódico en su gran butacón.

-¡Me mentiste, Papá!- Gritó Greg.- ¡Ese cohete que me trajiste era un fraude!

Apunto estuvo Greg de volverse a convertir en pato, cuando el señor Mandrake le dijo, con voz solemne lo siguiente:

-El cohete no era nada más que un trozo de cartón pintado. Si voló es porque todo estaba en tu imaginación y, tal vez, sea mejor pues solo así entenderás lo peligroso que es un cohete de verdad y la responsabilidad que eso conlleva.

Y Greg entendió que era mejor soñar con tener un cohete que tenerlo de verdad.

Y es por eso que tú, hija mía, no puedes tener un pony. Y ahora, a la cama.