donde
los pájaros del tráfico
claman
un poema sin palabras
y
no captas el sabor de lo trágico
Y
tú, amigo mío, observas
el
hogar donde el silencio domina
agradeciendo
en sus moradas
que
la vida sea ya doctrina
Y
tú, amigo mío, oirás
las
historias que allí se juegan
en
un ajedrez sin reyes ni reinas
no
les tienes pena, logras que sonrían
Y
tú, amigo mío, conocías
la
verdad que nada espera
a
aquellas almas dichosas
carentes
de la dulce música
Y
tú, amigo mío, piensas
En la masa, eres fuerte
En
la intimidad, tiemblas
Pero
sigues, sigues, coherente.
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