Sé que
cuesta mucho trabajo pasar así los veranos.
Pongamos
que lo imposible llamará a este amor
cuando surcaba
ese abismo musitando con temor
como si
tu oído fuera la negrura de los mundanos
Quiero
verte más, pero no me dejas.
Quiero
verte más, pero tú te alejas.
Quiero
verte más, pero sin quejas.
Por eso
estoy escribiendo algo que sea probable
a ver
si algún día de estos te puedo sorprender
y es
cierto que no siempre te puedo entender.
¿O tal
vez estoy siendo todavía muy amable?
Quiero
verte más, pero no me dejas.
Quiero
verte más, pero tú te alejas.
Quiero
verte más, pero sin quejas.
¿Recuerdas
hace cinco años cuando nos sentamos a hablar
y dijiste que no te casarías por miedo a estar
tan desolada?
Lo vi
divertido y quise ver si este tren iba a aquella morada
donde los
locos pudieran volver a aprender lo que es soñar
Quiero
verte más, pero no me dejas.
Quiero
verte más, pero tú te alejas.
Quiero
verte más, pero sin quejas.
A los
demás no les puedo perdonar hoy los errores ejecutados
pues
piensan que en el firmamento trajeron ellos la única estela.
¡Qué
ilusos! No vieron que la única forma que dejó una huella
en mi
brava imaginación era la de tus pies desnudos y adorados.
Quiero
verte más, pero no me dejas.
Quiero
verte más, pero tú te alejas.
Quiero
verte más, pero sin quejas.
Tal vez
sí y me vea pronto y con cierto placer haciendo los fardos
dejando
este círculo sin fin de recuerdos con tanto polvo y carcoma.
Tal vez
no y me quede con la nariz entre los libros que leí en broma
extrañándote
sin querer extrañarte, que es el eterno mal de los bardos.