Ildefonso cerró la puerta del piso donde
vivía. No llevaba esa noche su traje de súper villano. Tampoco le iba a servir
mucho ir por la calle con él. En el barrio todos sabían que era Desconectador, un villano de penúltima fila. No era el único.
En el bar a donde se dirigía no era el
único. Era un bar para los de su clase. Los penúltimos súper villanos del
mundillo.
-Buenas noches, Fausto.-Saludó al
camarero y dueño de aquel local.
-¿Qué hay, Idel? Eres el primero en
llegar. ¿Qué te pongo?
-Una Coca-Cola.
No le pongas mucho hielo.
-Como quieras.
Fausto, en los ochenta, fue un villano y
no era de los mejores, pero tampoco se le dio tan mal. El Renegado. Solo estuvo en activo cuatro años. Pasó un tiempito
entre rejas al ser derrotado por hombre
galopante. Eran los ochenta. Los héroes y villanos buscaban nombres cuanto
más chocantes y bizarros mejor.
-¡Lo que te dije, tío! ¡Un mega casco
por 6,95 en el catálogo del coleccionista
Villano!-Clamó un hombre menudo, algo fondón, de cabello oscuro corto a
otro tipo, este desgarbado, de barba frondosa y cabello castaño claro y largo.
-No sé, Alex. Por ese precio, no creo yo
que sea muy bueno.
-¡Bobadas! ¡Un mega casco se amortiza!
¡Tiene visión nocturna, luz auxiliar y GPS!
-Eh, Alex, Manu.
-Ildefonso, ¿Cómo te va?
-Tirando.
Alex era ni más ni menos que El hombre antiaéreo… o lo fue hasta que
su armadura le dio problemas y… estuvo dos meses en la UCI de un hospital tras
su fallido intento de derrotar al Héroe Melodramático.
El cañón que llevaba cerca de su hombro derecho se atascó.
Manu, por su parte, era Mr. Oblicuo. Tenía un curioso aparato
que disparaba gases de todo tipo. Unos para crear vértigo y otros para crear
sensaciones diversas. Hizo dúo con Capitán
Corrompedor, pero la cosa no cuajó y ahora ni se hablan. Ildefonso oyó que
el tal Capitán Corrompedor se casó y
es vendedor de coches de ocasión en otra ciudad.
-¿Qué os pongo?
-A mí una cervecita de barril.
-Yo un whisky con cola. ¿Os habéis
enterado de lo de ese tal Maestro Reductor?
-No, ¿Qué?
-Pues el tío es un sonado. Era biólogo o
algo así.
-¿Y?
-Creó una rayo o algo por el estilo que
reduce la materia.
-Sí, por eso se llama Maestro Reductor.-Intervino Alex.
-Pues bien, el tío iba con una mujercita
diminuta en uno de los bolsillos de su cinturón multiusos ¿sabes cómo te digo?
-Sí, creo que sé lo que dices.
-Pues la tía… ¡Era su esposa! ¡El muy
@&$%ta probó su rayo o lo que sea con su esposa!
-¡Venga ya!
-¡Te lo juro!
-Pues sí que hay que ser un sonado.
Una mujer cabello castaño rojizo, de
cara alargada y sonrisa tímida llegó.
-Hola, chicos.
-Hola, Raquel.-Respondió Ildefonso.
-¿De qué hablabais?
-Del Maestro
Reductor.
-¡Ostras, ese tipo es un sonado!
-Justo eso decíamos.
-Fausto, ponme un vino blanco, por
favor. ¿Y Tony?
-No creo que tarde en venir.
Raquel era conocida como la mujer pájaro. Tenía unas curiosas alas
mecánicas que le hizo un novio que tuvo, Bala
rápida. Él sí tuvo éxito. Llegó a enfrentarse más de una treintena de veces
con la línea de defensa, Míster perfecto
o el Héroe Melodramático, ya fuera
solo o formando parte de La alianza
mortífera.
Raquel no tuvo tanta suerte.
-¡Hay que j%&$#se!-Exclamó Alex.-De
un tiempo a esta parte, no paran de aparecer tipos con ganas de hacer justicia
y la vida imposible a nosotros…
-Cierto.
Por fin llegó Tony. Era esbelto, de ojos
oscuros, cabeza rapada, gesto de tipo duro… Él era el Pringador. Tenía una mochila con un cañón que disparaba una especie
de mezcla de cola plástica y silicona caliente. Estaba bien pensado.
-Siento el retraso. Tenía que acostar a
mis hijos.
-Al menos has venido.-Indicó Alex.
-¿Qué te pongo, Tony?
-Una cerveza bien tirada.
-Pues aquí estamos…- Señaló lo obvio
Manu tras un largo silencio.
-¿De verdad pensabais que esta sería
nuestra vida cuando nos hicimos súper villanos?-Preguntó Ildefonso.
-No, pero no todos podemos ser Amenaza.
-¡Amenaza!
¡Ese ca#$&% logró matar a nuestro peor enemigo!
-No, Alex, luego se descubrió que era un
error…[1]
-¿Y cómo sabes que el de ahora es no es
un impostor, Raquel?
-Porque creo que sabemos bien como se
mueve el de verdad.
-Es igual.
-Deberíamos unirnos los cuatro y darle
su merecido.-Propuso Tony.-Un grupo de rivales que juntos le den la paliza de
su vida.
-¡Sí! He visto en el catálogo del coleccionista Villano una
armadura potenciadora que se puede pagar en 20 meses y unas botas del calibre.50
por 20,95. Podría ser el hombre antiaéreo 2.0.
-Deberíamos llamar a más gente…-Opinó
Ildefonso.- ¿Alguien tiene el número de teléfono o el correo electrónico de Deshielo? Tú tal vez tengas el de Bala
rápida, Raquel.
-Paso de llamarle. Es un cretino.
-Pero, chicos, pensad un momento: ¿Uniros?
¿Para darle una paliza a un héroe? ¿Y luego qué? ¿Robar bancos? ¿Raptar a una
famosa para que os den una recompensa?
-¡Es que tienes razón, Fausto!- Gruñó
Manu.-Esta época es el ocaso de los penúltimos villanos. Ahora los verdaderos
criminales van con corbata y maletín.
-¡Qué redicho te vuelves cuando quieres,
Manu!
-¿Os acodáis del tipo que se dedicó a
copiar nuestros equipos?
-¡Sí,
Copiador!-Recordó Tony.- ¡Menudo @&$%ta!
-Pues luego hablas con él y es un tipo
muy majo.-Indicó Manu.-Coincidimos una temporada en prisión y la verdad es que
tiene un sentido del humor tremendo.
-Pero no siguió un código que es que no
se roba a los compañeros.
-¿Qué código es ese?
-El código no escrito de educación cívica
entre súper Villanos.
-¡Qué absurdo!
-Ildefonso, tío, que tú has arreglado el
equipo de muchos súper villanos, incluido el de algunos de nosotros, y sabes
que entre bomberos no nos pisamos la manguera.
-¿Cuál es para vosotros la mejor lucha
que habéis tenido?- Se interesó en saber Raquel.
-¡Buf, hace un montón!-Sonrió
Ildefonso.
Fue
hace más o menos ocho años. Yo había intentado robar un diamante que exponían
en una galería de joyas… ya me vais entendiendo. Logré burlar las alarmas y los
guardias y cuando estaba a punto de robar esa joya cuando… ¡Él apareció! ¡El Héroe Melodramático de las narices estaba allí!
-¿Sabes, Desco? Deberías llevarme a sitios más bonitos. Ya
apenas vamos a cenar y tampoco me llevas a bailar.
Se
reía de mí, como siempre lo hacía.
Le disparé con un arma de vibraciones que me
cree… ya sabéis que siempre se me dio bien la mecánica. Él esquivó cada disparo
hasta que uno le alcanzó. De lleno. Ahí estaba, en el suelo, a mis pies. Solo
era alargar mi brazo y desenmascarar a ese grano en el culo, pero preferí
llevarme el diamante e irme. Llamadme cobarde, pero era a lo que iba.
Dos
días después, cuando casi tenía un comprador para ese diamante, él apareció en
mi guarida. Esta vez se le veía muy furioso. Tal vez no esperaba que le
venciera de esa manera tan tosca.
Usé
esa vez mi arma de vibraciones, unos discos voladores con cuchillas de titanio
y bombas de luz blanca…. Pero guardaba mi mejor recurso aun.
-Eres
muy hábil, Héroe, pero no sabes que aún tengo una sorpresa. ¿Ves estos guanteletes
enormes? Yo los llamo puños demoledores.
Un solo puñetazo con esto y serás historia.
-Para
eso debes alcanzarme, amigo.
Nos
batimos como un par de titanes, lo juro. Hasta que usó una de mis propios discos
voladores contra mí y estropeó mis guanteletes. Luego recuerdo un puñetazo en
la cara y todo en negro. Cuando desperté estaba en un furgón de la policía.
-Luego mejoré mi equipo, pero nunca tuve
una pelea tan intensa como aquella.
-La mía no fue mucho mejor…-Recordó
Manu.
Creo
que fue hace seis años. Ya trabajaba solo y eran pocas las veces que me ponía
mi traje de Mr.
Oblicuo. Cuando lo diseñé pensé que las
capas y los guantes de metal dorado eran los más… El caso es que aun sentía
mucho rencor contra mi antigua jefa. Me despidió de mi trabajo como Químico de
malas mareras, humillándome incluso. Ya había pospuesto mucho mi venganza
contra ella. Así que asalté el lugar donde trabajaba y usé mi gas del odio
contra mis antiguos compañeros para que ellos fueran quienes dieran su merecido
a mi ex jefa.
-Espero
que cuando esto acabe seas el primero en animarte a recoger todo, humitos.
-Ah,
Héroe
Melodramático, no te esperaba tan pronto.
-No
quería que te quejases de mí y me llamases tardón. Ahora es cuando te rindes y
detienes todo esto.
-¡Cuan
equivocado estás, ídolo de masas! ¡Este será mi gran triunfo!
Ordené
a la horda de gente que atacasen al héroe. Subestimé a mi rival que logró
deshacerse de la multitud… bueno, multitud no… serían como unas nueve personas
y se libró de ellas. Yo no fui testigo de eso pues me dediqué a perseguir a mi
antigua jefa que huía como un conejo asustado, y eso sin usar mi gas del
pánico.
La
tenía acorralada, pero él apareció otra vez. ¡Siempre lo hace!
Usé
mi gas alucinógeno contra él. No sé qué vio o a qué demonios se enfrentó, pero
le dejé tocado. La @&$%ta de mi jefa, para huir de mí, se lanzó desde el
segundo piso donde estábamos al vacío. Lástima que la policía apareciera
entonces y tuviera que marcharme. No me pudo atrapar entonces y luego supe que
mi jefa solo se rompió la cadera.
-Bien está lo que bien acaba. Meses después me atrapó, pero eso es otra historia y prefiero ni recordarla.
-¿Y a eso lo llamas tú una buena
pelea?-Se indignó Alex.- ¡Sí no os disteis ni un mal puñetazo!
-Hay peleas más intelectuales que
físicas.
-Bobadas.
-¿Sabéis que yo sí estuve a punto de
matar al Héroe Melodramático?
-¡Cuenta eso, Tony!-Animó Ildefonso.
Era
el otoño de hace cuatro años. Estaba más que harto con que mi mujer me dijera que debía dar un último golpe de efecto contra mi
némesis, que es el vuestro también. Planeé como tenderle una trampa y cayó de
lleno. Le envolví en mi mezcla especial y le dejé sin sentido.
Luego
me lo llevé al crematorio de un amigo mío y lo dejé inmóvil dentro de un ataúd
mientras accionaba la máquina que le iba a convertir en un montón de cenizas.
Hasta que… ella apareció. La chica enciclopedia, la tía esa que forma parte de la Línea de Defensa. Me dio tal somanta de golpes y patadas que
no me di cuenta que torció el cañón de mi mochila de mezcla y… ¡Zas! Quedé
atrapado por mi propio pringue. Ella rescató al héroe y yo pasé un par de años
en prisión. ¡Malditos sean ambos dos! ¡Como odio a ese héroe y a la maldita
chica enciclopedia! ¡Si no hubiera sido por ella…!
-¡Ostras, estuviste cerca de
verdad!-Exclamó Raquel.-Mi historia puede que no sea como las vuestras, pero…
Era
verano de hace dos años. ¿Quién iba a defender en verano la ciudad? Hasta los
héroes se toman vacaciones. Era un momento perfecto para robar el furgón
blindado de un banco y luego tomarme un heladito.
No
fue muy difícil asaltar y abrir el furgón si tienes garras de diamante en tu
traje, pero… hubo un error de cálculos. No todos los héroes se van de vacaciones.
El
Héroe Melodramático no tomó vacaciones.
-Me
parece haber visto a una linda ladrona. Ah, no, espera. Es el pajarito quien
decía eso. Va, repitamos todo desde el principio.
Volé
con el botín, pero él se agarró a mi tobillo con fuerza. Lo llevé hasta el
interior de un restaurante, rompiendo escaparate y haciendo que nuestro enemigo
común se golpease duramente, pero no se soltaba.
-¿Te
apetece cenar a toda prisa, guapetón? ¡Por mí bien!
-Me…
Auch! halagas pero… Uh! Tengo pareja.
-Aun
así, podemos bailar. Yo marcaré el ritmo.
Atenta
como estaba a él, no me di cuenta que al salir del restaurante, me aproximaba a
una enorme valla publicitaria contra la que no tardé en estrellarme. Tras eso,
ya podéis imaginar el resto.
-¡Vaya marrón!-Rio Tony.-Pero para
marrón el que tuviste tú hace unos meses, ¿No, Alex?
-No quiero hablar de ello.
-Nosotros te hemos contado nuestras
historias y queremos oír la tuya.-Atacó Manu.
-¡Pero vosotros sois unos
ca@#&&% y os vais a burlar de mí!
-Ninguno se burló de los demás.
-Pues que os cuente Fausto la suya.
-Yo no tengo anécdota interesante.
Cuenta lo que queremos oír todos.
-Está bien…
Me
había unido a otros villanos. Junto con Triceratops, Vatio, Bandido y Duplo, formé parte de La alianza mortífera, sustituyendo a tu Ex, Raquel, que al parecer sigue entre rejas.
Nos
había contratado el gran
jefazo, señor del crimen, con la
intención de terminar de una vez con el Héroe Melodramático. Esta vez iba a ser la definitiva, pero la
coordinación no debía ser nuestro fuerte y por eso volvimos a perder.
Vatio
lanzó una descarga de electricidad al maldito santurrón y fue a dar en mi
cañón. Se sobrecalentó y, de un modo muy similar a ti, Tony, al disparar, el
único herido fui yo… Bueno, miento, la explosión también afecto a Duplo. Él solo tuvo un par de costillas rotas y
diversas quemaduras. Yo tuve que hacer rehabilitación durante cinco semanas y
aún estoy con calmantes y antiinflamatorios varios. Y mi armadura quedó
inutilizada…
-Por eso creo que voy a comprarme esa
armadura potenciadora
y…
-No empieces otra vez…
-Algún día dejaremos de estar en el
penúltimo lugar entre los villanos.
- Ildefonso, eso siempre lo hemos dicho
y aquí estamos.
-Esta vez es distinto, Raquel. Juro que
tarde o temprano averiguaré quien es ese metomentodo de Héroe Melodramático y le haré pagar lo que nos ha hecho.
-Pues mientras tanto, disfrutemos de
este momento.-Aconsejó Tony.-Al menos estamos vivos, no como Hombre de nieve o el Barón Funesto.
-Brindo por ello.-Alzó Manu su vaso.-Por
los Súper villanos de penúltima fila.
-Por los Súper villanos de penúltima
fila.-Repitieron todos, incluido Fausto, alzando sus vasos.
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¡Desconectador! ¡El hombre antiaéreo! ¡Mr. Oblicuo! ¡Mujer pájaro! ¡Pringador! Juntos son... los penúltimos Súper Villanos que un Súper Héroe tendría en consideración... ¿O no? |
[1] Esto pasó en El otro traje, publicado en este foro. ¿Por qué no lo lees? Tal vez
te guste.( http://milpaginasxescribir.blogspot.com.es/2014/02/el-otro-traje.html )