domingo, 7 de octubre de 2012

Dejemos de engañarnos



Dejemos de engañarnos.

Vosotros, que me decías que las cosas no girarían sin mí.

Vosotros, que me decíais que vuestra lealtad era indestructible.

Vosotros, que me decíais que me queríais hoy igual que ayer.

Vosotros no merecíais la pena.

Dejemos de engañarnos.

Tú, que me dijiste que el mundo me necesitaba

Tú, que me prometiste que no estaría solo nunca

Tú, que me hiciste creer que lograba hacerte sonreír.

Tú, que me inflamaste el corazón para tener dicha.

Tú te lo has perdido  

Dejemos de engañarnos.

En este mundo donde o eres Maquiavelo o eres carne de matadero.

En este mundo donde se puede ser querido a precio de todo.

En este mundo donde existe una barrera entre ser lobo o ser oveja.

En este mundo me bajo yo.

Dejemos de engañarnos.

No fui héroe ni fui villano.

No fui genio ni fui necio.

No merecí la pena ni valía poco.

No fui un fiero lobo ni fui un manso carnero.

No fui técnico ni fui práctico.

No fui poeta ni fui iletrado.

No fui santo ni fui demonio.

Ni me planteó que sólo soy yo que he vuelto a la vida porque me dejé la cartera.

Dejemos de engañarnos.

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