Es
verdad que no podemos, ni tú ni yo, vivir separados
En
muros finos que no nos arropan de las miradas de todos
Aunque nadie nos observa, ni se da cuenta que danzamos
Créeme
que hay veces que no quiero bailar, pero juntos estamos
Con
pasos de plomo tú caminas tan callando
Ni
me hablas ni te hablo, es así como va a suceder
Cuando el sigilo se dedica a darte la voz de mando
Yo, con la boca seca, pido tener un buen perder
Ambos
somos viejos amantes y acérrimos desconocidos
Tú
eres el veneno de la infancia en los
parques cándidos
Yo
soy el que sin dudarlo te bordó en su camisa arrugada
cual
insignia de caballero que no sabe cortejar a una amada
No
prometiste aquello que yo no pudiera haber cumplido.
No
me eres extraña, ya entras mucho en mi habitación.
No
hace falta presentaciones, eres de nombre reconocido.
Te
llamas soledad y en silencio siempre haces tu aparición.