martes, 31 de mayo de 2016

¿Y ahora qué te cuento?

Bien, prepárate…

Venga, dale

*Carraspeo* Mira la ciudad por la ventana de la cafetería y sonríe.

Entre la primera y la última vez que la vi llorar parece que…

Eso ya lo has contado.

¿De verdad?

Sí, de verdad.

Vale, vale, espera, ahora sí que sí… *Suspiro*

Mírame, fíjate, obsérvame en silencio
Esta vez te voy a abrir la puerta
Cálmate, pues tú también…

Perdona. ¡Eh! ¡Oye, para!

¿Qué?

Poesía no que eres muy mal poeta.

Va, como quieras… Es cierto que no soy un gran bailarín. Bailo igual que vivo: Improviso.

Soy de los que bailan en bodas, como creo que muchos, no obstante creo que bailar es un modo más de estar en armonía con otros.

Eh… Eso ya me lo dijiste hace un par de años.

Pues me estoy quedando sin ideas ¿Y una nueva aventura de Inés Molina?

Paso.

¿Súper héroes?

No, me aburren mucho. Tenían su gracia cuando lo de El otro traje. Eso fue muy divertido. Desnúdate.

¿Qué me desnude?

Claro. Cuéntame algo que nadie sepa.

¿Es acaso una entrevista?

Todos tus relatos lo son en algún momento y más tú, que llegas a ser un poco exhibicionista.

No sé cómo tomarme eso.

Como quieras, pero venga, que se nos hace tarde ya.

¿Tienes prisa?

Sí y no.

Pues, en fin… yo de pequeño quería ser policía.

Seguro que la gente hubiera pensado que querías ser dibujante.

Sí, y mira que me pasé mi adolescencia haciendo comics y ya ves donde están. Ahí, abandonados.

Ah, sí, leí esos de una chica rebelde de una sola página. No estaban del todo mal.

Pero un día perdí el interés y la ilusión por crear cómics. Ahora los veo y pienso en que ese era otro. Otro que tomaba una regla, hacía márgenes, viñetas, bocetaba… y ahora me da una pereza el solo pensar en hacer una sola página de un cómic...

Pero ilustraciones y dibujos sí que haces, que te vi hace poco hacer uno sobre… ¿Sobre qué era? ¡Ay, Dios! No lo recuerdo ahora.

Pues si no lo sabes tú, yo menos, que ya dibujo por dibujar, sobretodo garabatos y…

¡Ah, ya! ¡Un cowboy en una puesta de sol, era un dibujito pequeño, sin mucho misterio!

Así es como yo dibujo. Sin más. Cuando tengo el lápiz en la mano, pues me pongo a hacer monigotes, como cuando la gente habla por teléfono. ¿Aún hay gente que hace eso cuando habla por teléfono?

Yo creo que no. En los ochenta y en los noventa sí porque había libretas cerca de los teléfonos, pero ahora con los móviles y demás, somos más sosos, se nos seca la creatividad.

Cuando asimilé que no era buen dibujante, fue cuando conocí a Manuel. Hace poco analicé su poemario ¿sabes?

Ah, mira que bien. ¿Ese era el que te dio teatro en el instituto?

Pues sí, ese mismo. Yo creo que desde chaval escribí mucho, pero no lo reconocía o no lo vi como algo que se hace por necesidad ¿sabes cómo te digo?

Perfectamente.

Pues eso, que al final…

Sueles usar mucho la coletilla pues eso, pues sí, pues… mucho pues y poco contenido.

No me doy cuenta. Lo intentaré evitar. Antes era bueno o bien.

Tal vez bueno y bien sean cosas que involuntariamente estaban en ti. Te sobraba el bien y el bueno.

Es muy irónico eso.

Para nada. Pero prosigue, que te me dispersas, pierdes hilo y luego te queda todo sin explicar.

En fin… que al estar solo muchas veces, cultivé mi mundo personal, mi mundo interior. Por eso no comprendo a la gente que no sabe estar sola. ¡Estate sola y mira quién eres!

Ya, pero al final, aquí estás, hablando conmigo.

Tú no eres como los demás. Siempre, desde mi niñez y mi adolescencia, he intentado tener un igual. El otro día cuando salía a correr, hará cosa de un mes o así, me di cuenta que yo no tengo un igual. Siempre quise que mi mejor amigo se asemejase a mí, pero ahora ya tengo asumido que no iba a ser así. Me dejaron solo y ahora también lo estoy y… no pasa nada.

Y aún hay quien no te conoce y dice que eres un tipo duro y frío…

Yo antes no era así, bien lo sabes. Yo antes era cariñoso, pero se ve que, como a la gente que no tiene un bolígrafo y un block al lado del teléfono, se me seca algo, pero en mi caso no es la creatividad, si no el cariño. Antes me costaba mucho menos decir que quiero a la gente.  Es más, ahora que me distancio de la gente que antes me trataba a patadas, más me aprecian. Mundo de locos.

¿Por qué dejaste de querer ser policía?

Porque un vecino me dijo que a lo mejor algún maleante me pegaba un tiro y me mataba. Que podía pasar. Por eso desistí.

Preferí como dejaste de querer ser dibujante, la verdad.

Por eso no cuento estás cosas.

Pero oye, que es muy tierno eso, no te equivoques.

Hay gente que cuenta mejor las cosas que yo. Yo me bloqueo, me pongo nervioso y en vez de tartamudear, desordeno las palabras al hablar. Por eso casi no me dedico a hablar de verdad con nadie.

Y hay gente que es idiota perdida. Mucho contar cosas y no se creen ni quienes son ni lo que dicen. Llenan el aire de palabras pero no se las creen, no las asimilan. Leen y oyen sin saber nada.

Ahora te dispersas tú.

Puede ser. Venga, veamos, ¿Cómo ese poema que ibas a recitar?


No lo recuerdo, la verdad… creo que he perdido el hilo.