Un portazo sonó en todo aquel piso, seguido de un dulce saludo al recién llegado por parte de una voz femenina.
Elena llevaba viviendo con su pareja
desde hacía más de dos años y conocía un gran secreto de él, ¿Cómo alguien con
dos dedos de frente no iba a saberlo?
Álvaro caminó aceleradamente por el
pasillo sin hacer caso a su novia. Llegó al cuarto que era su estudio, abrió el
armario y lo revolvió buscando algo.
-¿Qué te pasa?
-¡No me lo creo!
-Cariño, ¿Pasa algo grave?
-Mi traje.
-¿Tu traje?
-Sí, lo perdí…
-¿¡Perdiste tu traje de súper héroe!?
¿Cómo?
-Creo que me lo dejé en un autobús. En
el 133. En realidad, solamente la parte de arriba y la máscara. El resto lo
tengo.
-¿No se supone que los súper héroes lleváis
el traje bajo la ropa?
-No, eso solo pasa en los tebeos.
-Vale, analicemos: Has perdido tu traje.
-Parte de él.
-Parte de tu traje, ¿es así?
-Sí, es así.
-Pues vayamos a por otro a la tienda de
disfraces.
-¡Cariño, por Dios! ¿Sabes cuánto me
costó pedirle al señor Lee que me hiciera mi traje? ¡Era a medida!
-Pues creo haber visto un traje igual
que el tuyo a solo 5,30 Euros en la tienda que está cerca del restaurante
italiano al que fuimos hace unas semanas.
-¿Mi traje?
-Si no es tu traje, uno parecido.
-Bueno, por probar…
Decir que Álvaro estaba contrariado era
poco. No quiso decirle a su novia que había llamado al servicio de atención al
pasajero de la compañía de autobuses para preguntar si ese greñudo conductor
había encontrado su máscara y su parte superior con ese símbolo tan característico,
pero con forme relataba como eran sus prendas perdidas se sentía idiota.
Entraron en la tienda. El dependiente, un hombre menudo,
de cabello oscuro y peinado para atrás y fino bigote les dijo que ya no les
quedaban trajes como los que le describían.
-Creo que para dentro de unos dos meses
volveremos a recibir trajes de ese estilo.
-Ya entonces será tarde. Posiblemente el
Doctor Cataclismo ataque antes.
Buscaron durante una hora un traje que
pudiera servir a Álvaro para remplazar el suyo.
-¡Esto es absurdo, cariño! ¡Maldita mi
suerte! Encima el señor Lee se jubiló hace cosa de seis meses. Se acabó mi
carrera como súper héroe.
-¿Tú crees?
Elena llevaba puesta una curiosa máscara
de color rojo que le cubría el rostro, salvo los ojos y la barbilla. Parecía
ser la misma tela que esas gorras francesas, al igual que el resto del traje
que llevaba ella en su mano, colgando de una percha de plástico barato.
-¡Es perfecta! Pero... ¿No me asaré de
calor en primavera con eso?
-De aquí a primavera ya tendremos una
solución. ¡El increíble héroe melodramático
renace!
-¡Sí!
Dos
días separaban un nuevo portazo, seguido de un dulce saludo al recién llegado
por parte de una voz femenina.
-¿Qué tal te fue hoy?
-¡Fatal!
-¿Y eso?
-Me puse el nuevo traje…
-Sí, te vi hoy en las noticias. Has
detenido una vez más al maestro del
sigilo.
-No sabes el resto. Antes de eso, me
animé a ayudar a una señora a cruzar la calle, ya sabes, lo clásico.
-Sí, junto con bajar gatitos de árboles
y rescatar a gente que se cae de una ventana del quinto piso.
-Pues eso…Pero como mi otro traje es distinto
a este, pensó que era simplemente un ladrón. Gritó pidiendo ayuda y vinieron
dos policías.
-¿Y qué hiciste?
-Explicarles que ese era mi nuevo traje,
pero no me creyeron y me vi obligado a huir… ¿Te imaginas si me hubieran
detenido?
-¡Vaya, cariño!
-Y tras eso, me topé con la chica enciclopedia, que pensaba que era
un nuevo villano y me costó explicarle que era yo.
-¡Un momento! ¿Te encontraste con tu ex
y no te reconoció?
-Ya sabes que Laura nunca fue muy lista.
-Pues con su nombre de heroína cualquiera
lo diría.
-Cuando se convenció que era yo, pues
solo se limitó a darme una patada en los huevos.
-Se ve que no superó aun lo vuestro.
-Pues no, ya noté que no. Y luego,
pesqué al maestro del sigilo
atracando una librería y llevándose varios incunables.
-¿Y para qué?
-Ni idea, ya no saben que inventar.
Desde aquella vez que sorprendí al Desconectador
secuestrando a una avestruz del Zoo, ya no me pregunto el motivo de lo que
hacen.
-Bueno, prosigue.
-Pues al verme llegar me dijo que si íbamos
a medias con el robo. No sé… me confundiría con otro.
-¡Venga ya!
-Te lo prometo.
-Va a ser verdad que el traje hace al súper
héroe.
-¡Un momento! Sube el volumen.
Les
informamos de la última hora. Al parecer, El
héroe melodramático, ha sido tirado desde
lo alto de un edificio del centro de la ciudad por el súper villano conocido
como Amenaza. Desde el lugar de los
hechos nos informa nuestra corresponsal María Fernández.
-Sí,
Marcos, al parecer, según testigos oculares, el súper criminal Amenaza,
que fue detenido horas después por Míster
Perfecto, logró tirar desde este edificio
de veinte plantas, que encontramos a detrás de nosotros, al supuesto súper héroe
que ha sido identificado como un conductor de la línea 133 de autobuses
interurbanos, Pedro Olmedo Blanco. De ser cierta la noticia, estaríamos ante la
muerte de uno de los súper héroes más significativos de la ciudad. Estamos aquí
con uno de los compañeros del fallecido, el señor Octavio Novillo. Señor
Novillo, ¿Sospechaba usted de la doble vida de su compañero?
-Yo
en verdad algo me olía, pero no estaba
seguro. Aunque si es cierto que Pedrito, que así lo llamábamos los colegas, se
comportaba de manera rara desde hacía un tiempo largo, pero la mayoría pensábamos que se debía a que
se había separado de con la mujer ¿sabe usted?
-Gracias.
Devolvemos la conexión a estudios centrales.
-Oiga,
¿y esto cuando lo van a pasar?
-Increíble.-Exclamó Álvaro.
-Así que el autobusero se quedó tu otro
traje… o al menos la parte de arriba y la máscara.
-Creo que me voy a tener que buscar un
nuevo nombre de súper héroe.
-No sería mala idea.
-Y llevaré el traje bajo la ropa desde
ahora.